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Saber empalmar cables: El a-b-c del cablista

Aquellos que el pasado 18 de octubre se acercaron a la sede de la Junta General del Valle de Aezkoa pudieron disfrutar de la exhibición del documental “Barranqueadores y cablistas de Irati».

El documental cuenta con el apoyo del Gobierno de Navarra y muestra oficios ya desaparecidos pero que fueron vitales en la economía del Pirineo a ámbos lados de la muga en las décadas centrales del siglo pasado.

El documental se ha producido con el asesoramiento del orbaiztarra Javier Goikoa y del vecino de Otsagabia Martin Landa, ámbos antiguos cablistas y entre las cosas que se muestran en el documental nos describen una técnica que era básico conocer para los cablistas que trabajaban en el monte: la técnica para poder empalmar los extremos de dos cables de acero.

Visto con los ojos de éste siglo XXI., el conseguir hacer un empalme físico entre dos cables de acero puede parecer una minucia técnica, pero dominar dicha técnica era un conocimiento -y habilidad- que obligatoriamente debían dominar los cablistas que trabajaban en los montes de Navarra en las décadas centrales del siglo XX.

Sociedad Franco Española de Cables (SFE)

Localizada en Erandio, a la orilla de la ría de Bilbao en Bizkaia, la antigua Sociedad Franco Española de Cables y actualmente «Cables y Alambres Especiales», fue el principal suministrador de los cables utilizados en el sector forestal de éste lado de la muga.

Portada del catálogo comercial de SFE de 1965.

Los cables que históricamente se utilizaron en las explotaciones forestales eran instalaciones con longitudes dispares. Podían ser tanto de unos pocos cientos de metros hasta la famosa red de cables que abarcando 14 kms. montó en Erremendia nuestro abuelo Bixente Eskisabel en la década de 1940.

En las dos imágenes inferiores se muestran los últimos restos del cable portante de 35mm. de diámetro de éste cable que todavía en 2011 se encontraban tiradas en un punto a las afueras de Orotz-Betelu, (para 2013. ya habían desaparecido del lugar.)

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Tomando como referencia la conocida red de cables de 14 kilómetros de Erremendia, una red de cables de éste calibre ¿qué nos indica? ¿que los trabajadores que bajo la dirección de Bixente Eskisabel implementaron dicha red instalaron cables de una única pieza de esa longitud? En absoluto.

Es posible que la SFE de Erandio tuviera la capacidad tecnológica para producir un cable de 14 kms. de longitud en una única bobina, pero incluso si fuera el caso, resultaría inviable de transportar en camión desde Erandio hasta Erremendia una bobina de semejante tamaño. Ni qué decir el manejar una bobina de semejante peso y tamaño en un entorno forestal.

Una pequeña nota antes de continuar: El sistema de tricables utilizados en las explotaciones forestales, era una instalación compuesta por tres cables. El cable «portante» tenía 35mm. o más de diámetro y junto al «retur» de 28 mm. era estático. En el caso de la «curdina», tenía un diámetro aproximado de 16mm. y completaba un circuito cerrado y en movimiento entre la estación de carga y la de descarga. Era a éste cable en movimiento adonde se fijaban los carrillos que aguantaban las cargas de madera o leña.

Es por ello que para facilitar su transporte desde Erandio y su manejo por los cablistas forestales, la longitud aproximada a la llegaban de fábrica era en bobinas de 800m. el cable de 35mm. De 1.200m. el de 28mm y de 1.500m. el de 16mm. Y siguiendo con el ejemplo de Erremendia, si era necesaria una instalación de 14kms. de longitud, los cables «portante» y «retur» se obtenian empalmando las secciones requeridas entre sí. Como es evidente, en el caso de la «curdina» el número de secciones a empalmar era el doble.

Explicación teórica en el catálogo de 1965 de la SFE

El cable de acero se compone de tres partes: Alma, cordón y alambre.

Un cable de acero está compuesto por tres elementos: cordón, alambre y una cuerda vegetal -cáñamo habitualmente- en su núcleo disponiéndose el número de cordones y alambres según las especificaciones de los clientes.

Tal y como hemos citado al inicio, saber empalmar cables y su manejo era un conocimiento ineludible para los trabajadores que trabajaban como cablistas en el monte. Pero, ¿cómo se hacian estos trabajos con los precarios medios de la época? Y al hacer los empalmes, ¿sólo era para empalmar las secciones que llegaban de Erandio?

La explicación teórica de cómo unir dos cables entre sí se puede consultar en el catálogo comercial publicado por la SFE en 1965. Pero, para el empalmado del cable de 35 mm se han de utilizar 24 metros de cable, 12 a cada lado. Se deshacen tres hebras de cada lado, se cortan y se juntan los cordones cortados, comenzamos a sacar el alma, para ir introduciendo uno de los cordones en su lugar, de este modo se va dejando sitio para introducir cada una de las restantes, cada vez que sacamos una de ellas, en su sitio metemos la del lado contrario, y así sucesivamente con el resto de cordones. Para hacer bien un empalme, había de realizarlo personal experimentado.

La distancia a-b del cable A y la distancia c-d del cable B, era la distancia a la cual se tenían que desenrrollar los cordones del cable, habitualmente 10 o 12 metros.

Seguidamente, se procedía a unir los extremos de los cordones de ámbos cables. Como se puede ver en la imagen inferior, en cada extremo se cortaban tres de los cordones. El espacio dejado por el cordón cortado, debía ser ocupado por el cordón no cortado del otro cable. El proceso se debía hacer respetando la forma helicoidal de ámbos cables. Los alambres de los cordones no era preciso cortarlos.

Se liberaban los seis cordones de ámbos extremos y se cortaban tres en cada uno de los extremos. Este corte era necesario para hacer hueco en el acople a los cordones del cable contrario.
El proceso de empalmar los cables era una tarea muy exigente físicamente para el cablista.
En el catálogo de la SFE también nos aparece el uso de las espadinas.

Desarmar y volver a armar los cordones de los cables se hacía manualmente utilizando una herramienta llamada «espadina» y era una tarea muy exigente físicamente para el cablista, especialmente con los cables portantes de 35mm. de diámetro y que obligaba a estar muy atento a los giros y regiros de los cordones y cables so pena de perder una falange de los dedos.

Espadinas utilizadas para empalmar cables.

Dos eran las razones por las cuales había que empalmar cables.

Por un lado, para empalmar las N secciones y obtener las longitudes necesarias en una instalación de tricables. Por otra parte, para arreglar y unir los extremos de un cable cuando se rompía por las brutales cargas y tensiones que debía soportar en producción. Si lo que se rompía era el cable portante, caían a la vez todas las cargas que estuvieran suspendidas de dicho cable. El desbarajuste era mayúsculo: Había que liberar los carrillos de las cargas, los carrillos de los cables, el cable seccionado debía de volver a ser empalmado… y todo ello, al sol, bajo la lluvia, en medio del monte, en accesos complicados… dificilmente podemos hacernos una idea con los ojos de 2019 del tipo de trabajos que suponían.

Martin Landa: 83 años de habilidad en las manos

En mayo de 2018 y con el ánimo de mostrar la técnica de empalme de cables de acero, el antiguo cablista de Otsagabia Martin Landa tuvo a bien hacernos a unos amigos una demostración práctica de cómo empalmaban cables en el monte. Las siguientes imágenes y videos nos sirven para poder hacernos una ligera idea de cómo era el proceso:

En estos dos videos también tenemos oportunidad de ver partes del proceso de empalme. En ámbas se recogen los pasos finales de un empalme. En el primero, podemos ver cómo introducen y acoplan en el cable uno de los últimos cordones:

En el último también podemos ver el acople de otro cordón en su última posición.

Esto era clave: una vez terminado el empalme, en el punto de unión no se debía de ver o notar ninguna marca, grosor o rastro. Ahí radicaba la importancia de dominar esta técnica.

¿Y para cortar el cable??

En una época que todavía estaba por ver la llegada de rotaflex y esmeriles, los cables se cortaban a hachazos y una piedra como base. No había otra opción. Trabajos a realizar tras desayunarnos un platazo de habas del puchero a primera hora de la mañana!!

Demostración de Javier Goikoa cortando un cable portante de 28mm. de diámetro con hacha y una piedra de fortuna.

Vaya con esta somera explicación mi reconocimiento a Martin Landa, Jesus Mari Larrañeta, Severo Llopis, Eduardo Arrosagarai y a Javier Goikoa por el esfuerzo y la didáctica demostración que ofrecieron y a todos aquellos cablistas que trabajaron en el monte ganándose el jornal del día en duras condiciones.