Cuando Inazio Munduate y servidor escuchamos el testimonio de Martin Landa en 2013 en donde nos aseguró que el cablista ataundarra Bixente Eskisabel había sido propietario de «una finca de 900 hectáreas en Huesca», no dábamos crédito. En la familia Eskisabel nadie sabía nada al respecto.
Martin nos dio ésta pista en 2013 y en su momento no hicimos más indagaciones para contrastar que lo que nos había transmitido era cierto. En ausencia de información suplementaria, en su momento dejamos de lado ésta línea de investigación.
Hasta el pasado 8 de junio.
Coincidiendo con las dos charlas que impartí ese día en Otsagabia, en la tertulia posterior a las charlas volví a preguntar a Martin por aquello que nos comentó en 2013 y junto a reafirmar lo transmitido en 2013, nos dio información adicional:
«Tu abuelo -Vicente Esquisábel- tuvo en Huesca, en Bailo, un monte de 900 hectáreas. La finca se llama… Rompesacos. Eso está pasando Puente la Reina de Jaca y a la derecha»
Ya era algo más tangible. Con esa información y con la ayuda de Google apareció una finca llamada «Rompesacos« en un portal de compra-venta de fincas rústicas. Redios, lo que nos transmitió Martín en 2013 era cierto entonces.
En sí, lo único que había conseguido era contrastar que efectivamente existía una finca de 688 hectáreas -poca broma- actualmente en venta y llamada Rompesacos. Pero conseguir probar fehacientemente que esa finca en algún momento del siglo XX. habría sido propiedad de mi abuelo ya era harina de otro costal.
Las consultas realizadas durante junio y julio tanto en el Registro de la Propiedad de Huesca como en el Catastro Provincial de Huesca han sido baldías. En ninguna de ellas aparece referencia alguna a «Vicente Esquisabel». Desde la dirección del Catastro de Huesca me recomiendan ponerme en contacto con el Archivo Histórico Provincial de Huesca. Ahí se me abre otra línea de investigación pero por ahora, la dejo aparcada.
Produce auténtico dolor de corazón constatar que éste soberbio ejemplo del patrimonio popular de Huesca haya desaparecido para siempre. Por lo que me comentaron en Villalangua, los actuales propietarios de la finca tuvieron que derribarla por razones de seguridad.
Las Pardinas del Río Asabón
Preguntando a Google por el topónimo «Rompesacos», junto a la información ya reseñada encontré el blog Holartica, desde donde el divulgador Oscar Martín Estallo, difunde historias, datos y rutas por las pardinas que todavía pululan por ésta zona del prePirineo oscense y que hasta las décadas 1950-60 estuvieron en pie desde el siglo XI que se dice pronto.
Su blog merece una ojeada ya que aparte de las pardinas, se toma el trabajo de mostrar aspectos del prePirineo oscense que pasan desapercibidos para los vascos que asiduamente nos dirijimos a las zonas de alta montaña de la provincia de Huesca.
Vale, pero ¿qué eran o son las «pardinas»?
En sí, son fincas y caseríos similares a los que podemos encontrar en la vertiente atlántica de Euskal Herria pero a una escala mucho más grande.
Siendo una zona que desde la Baja Edad Media estuvo bajo el área de influencia del Monasterio de San Juan de la Peña, tras las desamortizaciones del siglo XIX pasarán mayormente a manos privadas. Tras la brutal política forestal implantada en las décadas 1950-60 por el Patrimonio Forestal del Estado, desaparecerán como medio de subsistencia casi autárquico tal y como nos llegaron desde el siglo XI. Pardina Rompesacos era una de ellas.
Informaciones más detalladas y otras bonitas histórias de ésta zona del prePirineo nos las cuenta Oscar en el imprescindible libro Las Pardinas del Río Asabón.
En el capítulo dedicado a Pardina Rompesacos no aparecen referencias a una posible e hipotética pertenencia de ésta pardina a Vicente Esquisabel, pero en cambio sí que durante un periodo desconocido de tiempo a mediados del siglo XX fue propiedad del maderista navarro Fermín Iñarrea. Con todo ello era obligatorio una visita a estas tierras de Huesca.
Vamos para Huesca…
Ante ello y aprovechando las vacaciones de agosto, había que cotejar lo afirmado por Martin Landa en Otsagabia en 2013 con vecinos de Villalangua, el cual es el nucleo habitado más cercano a dicha finca.
Con la inestimable ayuda de Isidoro de La Posada de Villalangua, me reuní con unos cuantos vecinos de Villalangua, entre ellos Salvador, Benito y Ángel. Lamentablemente ninguno de ellos había oído ninguna referencia del cablista ataundarra «Vicente Esquisabel», una pena.
En su opinión y que ellos sepan, Finca Rompesacos sólo ha tenido como propietarios en las décadas centrales del siglo XX a Fermin Iñarrea y a Paco Ripa.
A la vez que transmitía a Benito y a Angel las razones de mi investigación sobre los cables forestales, me contaron otra historia la mar de interesante.
Del mismo modo que en Euskal Herria, en Huesca los cables forestales también tuvieron un amplio uso y difusión en las décadas centrales del siglo XX.
Les comenté a Benito y a Angel que el día anterior a quedar con ellos había estado en Barbenuta -esto está entre Sabiñánigo y Biescas- recogiendo datos sobre el cable forestal que estuvo en dicho pueblo a finales de los años 1950. Cual fue mi sorpresa cuando me indican que ellos también habían trabajado en dicho cable. Es pues que el uso de los cables forestales lo conocían perfectamente. Ahora bien, las historias de éste cable las dejaremos para otra ocasión…
Martin Landa se reafirma en su testimonio…
Tras dejar atrás los soberbios paisajes y las amables gentes de Huesca, el mismo día de la entrevista con Benito y Angel ya por la tarde me dirigí a Otsagabia con el objetivo de reunirme con Martin Landa. A pesar de que la razón primigenia de juntarnos era que me corrigiera las geolocalizaciones de los cables forestales de Zuberoa que me he estado currando éste invierno pasado, no podíamos dejar sin comentar el asunto Rompesacos.
Martin se reafirma en que en algún momento de las décadas centrales del siglo XX, Finca Rompesacos fue propiedad de mi abuelo. Es más, me indicó que incluso se instaló un cable forestal. Extremo éste que los testimonios de Villalangua no me transmitieron e incluso comentaron que en Rompesacos no se puso ningún cable.
La documentación que serviría para salir definitivamente de dudas y contrastar la versión de Martín sospecho que estará en dependencias del Archivo Histórico Provincial de Huesca. Los siguientes pasos en la investigación los tendré que dirigir hacia su sede. A ver qué sale.